Gracias por vuestros abrazos.
Por los de verdad.
Por los que me dais con todo el cuerpo.
Por los que me sostienen cuando me queman los brazos.
Por los que ponen sonrisas donde no me quedan dientes.
Por los que salen enormes desde un micrófono chiquitito.
Por los que no se compran en ningún catálogo.
Por los que no posan para las fotos ni los retratos.
Por los que me cosió el teatro, los maltrabajos y otros caminos transitados.
Por los que sólo pasaban por aquí y resulta que se quedaron.
Por los que son a distancia pero tan sinceros que ni noto la diferencia.
Por los que convierten la química en vino por mis venas.
Por los que son como si me follárais con el corazón.
Por los incautos que quieren quedarse conmigo.
Por los que me siguen atornillados por mucho que llueva.
Por los que, en fin, están ahí cuando pierdo el equilibrio.
Gracias, gracias, gracias.
Os quiero.
Mi abrazo.
Carlos.
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