desde el lleno intenso del vacío absoluto,
de las astillas de un naufragio encarnadas,
del peso que se aplasta hasta a sí mismo,
del estribillo de una canción desesperada.
Rescatarse,
de la poesía que nace siempre muerta,
de los pies que andan en un círculo atrapados,
del amor enamorado que conduce hacia la nada,
de la ceguera del ojo tuerto del tornado.
Rescatarse,
del pasado, futuro, presente y participio,
de las campanas que tañen estos versos,
del sexo reincidente con María Melancolía,
de la fantasía nupcial con claveles y crisantemos.
Rescatarse,
y levantar el sol hasta la coronilla del mundo,
y buscar en el reloj veinticuatro esperanzas,
y soñar despierto que en el siguiente despertar
los sueños no desaparecerán con el latir del alba.
2 comentarios:
Posiblemente, para entender mejor este poema hay que haber pasado alguna vez por las cavernas subterráneas del Tártaro. Yo he pasado alguna que otra noche allí.
Rescatarse y ser consciente, de que la vida pasa.
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