viernes, 12 de mayo de 2023

Gracias por vuestros abrazos

Gracias por vuestros abrazos. 
Por los de verdad.
Por los que me dais con todo el cuerpo.
Por los que me sostienen cuando me queman los brazos.
Por los que ponen sonrisas donde no me quedan dientes.
Por los que salen enormes desde un micrófono chiquitito.
Por los que no se compran en ningún catálogo.
Por los que no posan para las fotos ni los retratos.
Por los que me cosió el teatro, los maltrabajos y otros caminos transitados.
Por los que sólo pasaban por aquí y resulta que se quedaron.
Por los que son a distancia pero tan sinceros que ni noto la diferencia.
Por los que convierten la química en vino por mis venas.
Por los que son como si me follárais con el corazón.
Por los incautos que quieren quedarse conmigo.
Por los que me siguen atornillados por mucho que llueva.
Por los que, en fin, están ahí cuando pierdo el equilibrio.

Gracias, gracias, gracias.

Os quiero.
Mi abrazo.
Carlos.

martes, 4 de octubre de 2022

Desbaratándonos la vida.

 Desbaratándonos la vida.

Y tú deshaciéndome las sábanas,

y yo deshilando tus silencios,  

y tú reescribiendo mis domingos,

y yo tatuándote mis besos,

Y tú deshojando el calendario,

y yo amarrándote con versos...

jueves, 7 de abril de 2022

Se fueron las palabras.

Se han ido tus palabras.

Sí, las has perdido.

Se cansaron de mirarte

dar vueltas en círculo.

Te han dejado en silencio,

con la frente resignada

y el reloj perdiendo arena

por los huecos de tus dedos.


Se fueron, aburridas de ti,

drenando discursos y letras,

vaciándote de ti mismo,

dejando en lo que queda 

un lugar normalizado,

con su ruido de turbina,

con su traje de rutina,

con su piedra y con su asfalto.


¿Y qué vas a hacer, escritor,

sin tus palabras, domesticado,

con la garganta adormecida

y tus dedos desarmados?


CMA.

martes, 1 de febrero de 2022

Sueño de una mañana.

 Cuando abrí los ojos

sabía que era un sueño

porque te vi de espaldas

en el otro lado de la cama.

¡Y todo parecía tan real!

No hacía frío,

nos acariciaba la mañana,

y yo me sentía bien.

Muy bien.

 

Pero sabía que era un sueño

porque tú estabas allí,

verdadera,

recostada a mi lado,

con tu espalda desnuda

y la piel llena de la mañana.

¡Y cómo resbalaba mi mirada

desde tu cuello hasta tu cintura!

Estabas tan bonita,

tan sutil,

tan desnuda,

tan real,

que no quise tocarte

para no hacerte arrugas

ni con mi propia sombra...

 

Te volviste hacia mí.

Y yo sabía que era un sueño,

porque nos mirábamos muy cerca…

Pero qué manera de querernos,

tan cierta,

tan clara,

tan nuestra,

tan poco extraña.

domingo, 14 de noviembre de 2021

Escribir otoño

 Hoy me he levantado cargado de otoño en el cuerpo. Con un cielo blanco y dinámico cubriéndome los ojos. Los colores huyen de las paredes y mi piel es del color de los huesos de los libros. Hace frío y los jerséis no dan calor porque sólo tienen mangas, pero ninguno dedos a los que agarrarse. Silencio. Las calles están meditabundas, se giran sobre sí mismas formando espirales de calma. Los espíritus no pasean, sino que se retraen invisibles, como de cristal perfectamente pulido y los árboles pierden hojas cada vez que gastan un pensamiento. Querría decirles que yo soy de ellos y que me dijeran cuántas hojas me quedan aún. Pero no me escuchan al otro lado de la ventana. Nada puede atravesar la ventana, salvo el otoño.



CMA.

domingo, 12 de septiembre de 2021

Palabras y más palabras

La edad me va llenando de palabras y despojando de imágenes. Y así llegará el día en que yo mismo sea palabras amontonadas en el recuerdo de los que me quisieron.

jueves, 4 de junio de 2020

Empezar de nuevo.

Desprenderse de todo. Desnudarse, dejar la ropa por el camino, abandonar el equipaje en alguna esquina y no mirar hacia atrás para no echarlo de menos. Atar tu sombra en algún árbol, regalar tus zapatos a un par de pies descalzos, despedir al tipo que siempre te mira desde los espejos. Desprenderse de todo, de todo, hasta de tí mismo, para empezar de nuevo.

miércoles, 1 de abril de 2020

El truco era la vida.

Y llegar
a los cuarenta y tantos
y aprender
que la vida no tenía truco;
que el truco era la vida.

jueves, 20 de febrero de 2020

La sonrisa de la luna.


Y me advertía la luna
con su enigmática sonrisa,
que no quiera que quiera yo
que del todo ella me quiera;
que hay demasiada distancia,
incluso para la mano larga
de los versos de un poeta.

(Foto y versos de CMA).

jueves, 23 de enero de 2020

Poeta sin corazón



Pasen y lean el increíble caso
del poeta cuyo propio corazón
con un poema arrancó de cuajo
para no sentir más estrofas de dolor,
para no perderse en más laberintos,
para por fin esconderse del amor,
de su alegría, tristeza, hambre y pena;
para no morir con alevosía y premeditación,
para ser, en fin, ese hombre con un nombre
condenado y encadenado a la razón.


Poeta sin corazón - CC by 4.0 - Carlos Martín-Artajo Gaspar

viernes, 29 de noviembre de 2019

Otoño.


Amo el otoño porque me recuerda que nada permanece, 
que hoy no es mañana, que nunca será siempre. 
Y que la eternidad está contenida 
en cada instante del ahora.

jueves, 7 de noviembre de 2019

Tristeza azul.


Despertó con su imagen descolorida en el espejo,
con un halo gris que vestía las luces en sombras,
con su vida atrapada en una telaraña de silencio.

No logró encontrar el corazón dentro de su pecho;
se dejó el latido olvidado en alguna alcantarilla
cuando la noche anterior vino a buscarle la pena
por los callejones oscuros de la derrota.

Solitario, la recibió pertrechado en su cama,
haciendo el amor con la soledad moribunda,
jugando al póquer con ideas innombrables;
nunca lo visitó tan cruel ni tan hermosa.

Y allí estaba puntual, sin faltar a su cita, ella,
tan verdadera como las grandes mentiras,
tan amarga como la alegría que agoniza,
tan seca que ni mojaba las sábanas con alguna lágrima,
tan invisible que le recordaba a sí mismo,
tan cercana que sentía en su cuerpo su mortaja de seda,
tan azul como el iris de sus ojos marrones
que una vez fueron de fuego y tierra
y que hoy son, como los brillos del Estigia, 
dominios del profundo azul de la tristeza.

Tristeza azul - CC by 4.0 - Carlos Martín-Artajo Gaspar

lunes, 16 de septiembre de 2019


Hay pensamientos tan tristes 
que hasta las palabras 
se esconden para no tener 
que cargar con ellos.

jueves, 12 de septiembre de 2019

Brindis.


Un brindis
por todos los honestos consigo mismos
que no se esconden detrás de un chivo expiatorio,
por quienes no cabalgan a lomos de excusas,
por quienes evitan las gafas del color de sus ojos.

Un brindis
por los que se recuerdan a sí mismos como son
pero pueden reinventarse en lo que nunca fueron,
por quienes son coherentes en conciencia
pero capaces de traicionar su propia estupidez.

Un brindis
por los que están en el aquí y el ahora,
por los que no rehúyen el futuro imperfecto,
por los que miran cuando miran,
por los que aman más allá de sí mismos,
por los que se empeñan en vivir
sin reducir la vida a un manual de instrucciones.

Para los que miran al abismo pese al miedo:
pido un brindis, damas y caballeros,
un aplauso largo y ovacionado.
Va por todos ellos.


Un brindis - CC by 4.0 - Carlos Martín-Artajo Gaspar

lunes, 26 de agosto de 2019

La fragua del poeta

Cae sobre la fragua del poeta
un martillo de espíritu
envuelto en el aire
y relleno de fuego.
A cada golpe
centellean las emociones
y saltan virutas de realidad
enajenadas por las pasiones.
El acero sediento
se convierte en palabra;
la palabra se funde en verso;
al verso revientan otros golpes,
hasta que, del dolor, al fin,
alumbra el poema nuevo.


La fragua del poeta - CC by 4.0 - Carlos Martín-Artajo Gaspar

lunes, 12 de agosto de 2019

Érase un hombre cuyo pensamiento era lenguaje

Érase un hombre cuyo pensamiento era lenguaje… érase un hombre que hablaba pensamientos. Su dominio de las palabras era tal, que cada sonido emitido por su boca impactaba directamente en la parte exacta del cerebro a la que iba dirigida, sin que ninguna resistencia, ni materia intermedia pudiera alterar su paso. Cada palabra lanzada a la existencia no era palabra, sino la realidad misma convertida en un fino tejido acústico, tan delgado y sutil que el oído del interlocutor era incapaz de percibir su envoltorio sensorial. Antes de que ninguna consciencia sonora brotara en su mente, ese halo verbal ya había penetrado hasta la fibra más íntima y oculta de su telaraña neuronal, creando allí una idea pura, nítida y sin imperfecciones. Cualquier otro eco residual moría solo y en silencio en algún rincón del espacio de los pensamientos.

Érase el hombre del que hablamos, que con cada sonido emitido a través de sus labios hacía reír, o llorar, o bailar, o amar a los que lo escuchaban. Un susurro suyo congelaba la danza de las guerras, arrastraba las cenizas de la ira y convertía las tormentas guerreras en soplos de brisa. Y con un golpe de voz secaba las ponzoñas de los corazones, e iluminaba con conocimiento, ternura y templanza las miradas de los hombres.


Erase un hombre cuyo pensamiento era lenguaje - CC by 4.0 - Carlos Martín-Artajo Gaspar

viernes, 9 de agosto de 2019

Viento del norte

Que despierte la blanca Andalucía
que un viento del norte ha venido;
lo anuncian los limoneros en Sevilla,
lo cantan en la siembra los olivos;
que el mar hasta allí arrastró su orilla
para robar de sus ojos el azul marino;
que las guitarras rompieron la afonía
y que el sol en la tarde se volvió vino:

¡es fiesta en mi blanca Andalucía, 
porque el viento del norte ha venido!


jueves, 8 de agosto de 2019

Rescatarse

Rescatarse,
desde el lleno intenso del vacío absoluto,
de las astillas de un naufragio encarnadas,
del peso que se aplasta hasta a sí mismo,
del estribillo de una canción desesperada.

Rescatarse,
de la poesía que nace siempre muerta,
de los pies que andan en un círculo atrapados,
del amor enamorado que conduce hacia la nada,
de la ceguera del ojo tuerto del tornado.

Rescatarse,
del pasado, futuro, presente y participio,
de las campanas que tañen estos versos,
del sexo reincidente con María Melancolía,
de la fantasía nupcial con claveles y crisantemos.

Rescatarse,
y levantar el sol hasta la coronilla del mundo,
y buscar en el reloj veinticuatro esperanzas,
y soñar despierto que en el siguiente despertar
los sueños no desaparecerán con el latir del alba.


Rescatarse - CC by 4.0 - Carlos Martín-Artajo Gaspar

miércoles, 7 de agosto de 2019

El asistente de mi móvil.


El asistente de mi móvil
es de última generación,
conoce mis secretos y manías,
la contraseña de mi vida interior,
mis achaques de cada día,
y mi sentido de mal humor;

El asistente de mi móvil
tiene todas las respuestas;
el teléfono de aquella amiga,
el año que falleció Napoleón,
la cita a ciegas con mi oculista
dónde comprar paracetamol;

El asistente de mi móvil
toma todas mis decisiones;
que a la oficina por la autopista,
que compre un nuevo televisor,
que a las siete, mi dentista,
que tome cocacola con ron;

Y me dice con su suave voz:

que mi cuenta está vacía,
que alguien viaja a Nueva York,
que le hace falta batería,
que un minuto para las dos;

que mi equipo no ha ganado,
que el sexo, con precaución,
que Ana me ha bloqueado,
que llego tarde a la estación;

que la conciencia no se estila,
que la felicidad es un emoticón,
que la gente, una fotografía,
que deseo cambiar de pantalón;

que el mundo acaba cada día,
que Coelho siempre tiene razón,
que le deje lo de la ortografía,
que en Twitter molo mogollón;

que para el alma use vitaminas,
que aforismos para el corazón,
que ya nadie escribe poesía,
que tiktok es mi nueva religión;

y que le preste mucha, mucha,
pero que mucha atención;
y que le preste toda, toda,
pero que toda mi atención.

Al llegar a casa al medio día,
he encontrado sobre el colchón
a mi fiel asistente con María,
mi mujer, dándose un revolcón…
¡y yo comprando en el Plaza Día
a mi móvil un nuevo cargador!;

Con afectada voz de alevosía
y embargada por la emoción
alegó que su enorme sabiduría
fue lo que de él la enamoró,
y que le provoca una epifanía
cuando entra en modo vibración.

El asistente de mi móvil
es de última generación,
conoce mis secretos y manías,
y la contraseña de mi vida interior.
Siempre juntos en el día a día:
viviendo conmigo como si fuera yo.


El asistente de mi móvil - CC by 4.0 - Carlos Martín-Artajo Gaspar

martes, 6 de agosto de 2019

Receta para una cita.


Juntamos dos cuerpos tiernos:
ella y él, él y él, o ella y ella,
que en el buen gobierno
de la cocina y de la mesa
no hay plato de tabúes ni recelos.

Los rehogamos por separado;
pasión a las finas hierbas,
perfume en el cuello, abrochado,
savia natural de la belleza,
y gesto limpio e iluminado.

Preparamos por fin el encuentro.
Un cine de primer plato,
se recomienda un fuego lento,
respirar el tiempo despacio,
poner frenos al desenfreno;

un roce de manos ocasional,
una risa de ida y vuelta,
miradas de complicidad,
hilos de palabras susurradas
boca a oído en la oscuridad.

Una terraza de segundo plato,
arriba, luciendo el firmamento,
ellos, resplandecientes, abajo.
La luna oficiando esta velada
de corazones acompasados.

Añadamos un oportuno brebaje,
de aquellos que descerrajan
lenguas y almas con blindaje,
más un puñado de magia pura
mezclado con esencias de coraje.

Saltan las sonrisas y las palabras
de una boca hasta la otra;
y las miradas se inflaman,
y las trincheras se abandonan,
y las emociones se delatan.

Donde habitan los secretos,
abrimos puertas y corazas,
surtimos de voz al sentimiento,
y cocemos al punto las almas
en la salsa densa del deseo.

Un paseo a través de las calles,
y otro por encima de las nubes;
cuando las manos se cogen,
y sus sombras hacen encaje,
rompe un beso dos soledades.

Enseguida llega el desenlace,
el roce íntimo de anhelos,
que culminará en este viaje
al desatar las ataduras
y liberar pasión y oleaje:

lluvia de besos,
caricias infinitas,
pieles vulnerables,
lenguas encendidas,
manos implacables
pechos enlazados,
suspiros ardientes,
ansiedad contenida,
pasión sin cordura,
razón con locura,
sudor de poesía,
sensación pura...

La receta queda finalizada,
con dos cuerpos en uno.
Y si a los comensales les agrada
cabe regresar al comienzo
una y cien veces a disfrutarla.

Receta para una cita - CC by 4.0 - Carlos Martín-Artajo Gaspar

lunes, 5 de agosto de 2019

En pocas palabras.

Palabras afiladas,
palabras mágicas,
palabras mudas,
palabras como flores;

palabras casuales,
palabras de mentira,
palabras desnudas,
palabras de una noche;

palabras caducadas,
palabras suicidas,
palabras putas,
palabras mayores;

palabras que no callan,
palabras sin nombre,
palabras necias,
palabras sordas;

palabras mil palabras,
palabras que tiemblan,
palabras innombrables,
palabras rotas;

palabras inalcanzables,
palabras sin diccionario,
palabras de hielo,
palabras palabrotas;

palabras de guerra,
palabras de honor,
palabras en chino,
palabras que explotan.


En pocas palabras - CC by 4.0 - Carlos Martín-Artajo Gaspar

domingo, 4 de agosto de 2019

La melancolía.

La melancolía es una mano sutil 
que le quita el brillo al mundo 
sin que uno se de cuenta.

domingo, 14 de enero de 2018

Te quiero

Te quiero.
Te quiero, aquí y ahora.
Te quiero en 11 caracteres.
Te quiero de inmediato.
Te quiero en streaming.
Te quiero así de fácil.
Te quiero y te consumo.
Te quiero en doble check.
Te quiero con el dedo.
Te quiero emoticono.
Te quiero con “t kiero”.

Te follo.
Te follo aquí y ahora. 
Te follo en 11 caracteres.
Te follo de inmediato.
Te follo en streaming.
Te follo así de fácil.
Te follo y te consumo.
Te follo en doble check.
Te follo con el dedo.
Te follo emoticono.
Te follo con “t follo”.

Apago el móvil.
Y ni te follo,
Y ni te quiero,
Y ni te odio,
Y ni te espero,
Y ni te oigo.
Y ni te pienso.

CMA.